lunes, 20 de octubre de 2008

el reparto

Hablar de la llamada "disputa por África" es continuar un debate de más de un siglo de antigüedad.

La apertura de África a la exploración occidental y su explotación habían comenzado seriamente al final del siglo XVIII. Hacia 1835, los europeos habían trazado mapas de la mayor parte del noroeste de África. Entre los exploradores europeos más famosos estaban David Livingstone, que trazó planos del vasto interior, y Alexandre de Serpa Pinto, quien la cruzó en una complicada expedición, trazando mapas del interior del continente. Arduas expediciones en las décadas de 1850 y 1860 por Richard Burton, John Speke y James Grant descubrieron los grandes lagos centrales y el nacimiento del Río Nilo. Para el final del siglo, los europeos habían cartografiado el Nilo desde su nacimiento, el recorrido del Río Niger, los ríos Congo y Zambeze habían sido trazados, y el mundo había descubierto los grandes recursos de África.

Mientras el África tropical no era una zona de grandes inversiones, otras regiones sí lo eran. El vasto interior - entre Sudáfrica, rica en oro y diamantes, y Egipto - tenía, no obstante, un valor estratégico importante para asegurar el flujo del comercio exterior. El Reino Unido estaba de esta manera bajo intensa presión política, especialmente debido a partidiarios del Partid Conservador, para proteger los mercados lucrativos en el Raj Británico (India), la Dinastía Qing (China), y América Latina de los rivales usurpadores. De esta forma, proteger la importante vía marítima entre el este y el oeste - el Canal de Suez - era crucial. La rivalidad entre el Reino Unido, Francia, Alemania y las otras potencias europeas estuvo presente durante gran parte de la colonización.

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